Por Ricardo García Jiménez[1].
Planteamiento.
Más que cualquier otro medio masivo de comunicación, la radio en particular ha venido a ser el espacio donde se difunde las identidades y expresiones culturales que se moldean en cada una de las regiones, municipios, barrios, agencias y rancherías de la entidad oaxaqueña. Estos medios que forman parte de la gran industria de la cultura distribuyen y pueden promover todos aquellos símbolos, costumbres y modos de organización social que son propias de los pueblos originarios y otras culturas hibridas que coexisten en estas tierras.
La audiencia de cada región rediseña y conceptualiza aquellos programas que escucha y se identifica con ellos porque retroalimenta su identidad, pertenencia a un lugar, la existencia y abre los recuerdos de aquellos momentos que le dieron sentido a sus vidas. Esos son los programas que el radioescucha se apropia y muestra su fidelidad.
Tal como Golding argumenta:
[…] los medios masivos son únicos en proveer, tanto bienes que comandan un lugar crítico en la economía moderna, como en proveer los vehículos por medio de los cuales los símbolos y los valores que la gente despliega al dar sentido a sus vidas son entregados y diseminados […] (1998, p. 16).
La audiencia o radioescuchas en la entidad pertenece a un grupo heterogéneo de pueblos y culturas tan diversas como complejas, gentes con intereses y gustos tan diferentes que es el sello que define el multiculturalismo de los pueblos de Oaxaca. Para que un medio de comunicación como la radio siga siendo una plataforma por excelencia de la audiencia debe ajustarse a la realidad social.
Entonces ¿Cuáles deben ser entonces las alternativas para promover y mantener la diversidad cultural de una entidad como lo es Oaxaca ante una estrategia global comunicativa que busca la homogenización de los contenidos promoviendo una cultura utilitaria, consumista y racista a través de los medios masivos?
La respuesta a esta pregunta no es fácil si se espera que los medios del estado, particulares o comunitarios están limitados a promover la diversidad cultural cuando esta no es un producto a vender, ya que esta también no genera ratings. La solución no es sencilla.
Aunque la todavía vigente Ley Federal de Radio y Televisión en México, si bien no menciona explícitamente la promoción de la diversidad cultural como una meta, si ordena que las estaciones de radio y televisión a fomentar la equidad de género y el respeto por el derecho de grupos vulnerables (Reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisión, 2003). También prohíbe explícitamente cualquier contenido que discrimine a los grupos étnicos (Ley Federal de Radio y Televisión, 1962, art. 63).
El dilema
Ante lo anteriormente expuesto es claro preguntar: ¿promover la diversidad cultural o mercantilizar los productos que otorgan los medios a la audiencia?
Recordemos que el sector de telecomunicaciones mexicano ha experimentado cambios significativos desde principios de los años ochenta después de una severa crisis económica en 1982, y posteriormente con la administración de Miguel de la Madrid quien decidió abrir la economía de manera sin precedente. Muchos años antes de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el gobierno mexicano adoptó tendencias y políticas económicas dirigidas hacia la liberalización, desregulación y privatización de la economía en general, y hacia los sectores audiovisuales y de telecomunicaciones en particular (Gómez, 2000; Sánchez, 2000).
En contraste a lo anterior, las políticas nacionalistas y proteccionistas adoptadas por las diferentes administraciones a partir de la Revolución Mexicana de 1910, y hasta los años setenta, el sector de telecomunicaciones miro hacia adentro y promovió como acciones concretas el rescate de la cultura, la identidad y los valores de los pueblos originarios y le dio espacio a las manifestaciones artísticas y sociales de una cultura híbrida que se desarrollaba en las ciudades en pleno crecimiento y expansión urbana. Esta política hacia adentro impulso fuertemente medios radiofónicos como la XEW Radio.
El problema planteado desde una óptica distinta señalaría que se necesita hacer mucho más que asegurar que los medios masivos públicos, comerciales o comunitarios realmente promuevan y preserven la diversidad cultural desde un punto de vista normativo. Ya que otro problema resulta de ubicar las fuentes que suministren la información a trasmitir dependiendo de los fines de cada uno de los radios. Para ello Philip M. Napoli desarrollo un narco analítico que pudiera tomarse como como base para discutir las políticas de diversidad cultural en México.
Napoli (1999), distingue entre tres amplios componentes de la diversidad en los medios, a saber: diversidad de fuentes, diversidad de contenidos y diversidad de exposición. Centrando nuestra atención en el primer punto.
Diversidad de fuente.
La importancia de hacer una distinción entre propiedad del contenido y propiedad de los canales es relevante cuando las cadenas o estaciones radiales compran su contenido a compañías independientes que venden sus programas. Esta política tiene sus “pros y contras”.
Una política de fomento a la producción de materiales que tiendan a fomentar el rescate y visibilización de las culturas a través de colectivos o compañías sería darles a los dueños o permisionarios de los canales de distribución el que buscaran productores independientes como fuentes de programación. Las reglas y programas sectoriales sobre la materia deberían plantear un intenso apoyo a los realizadores en todos los órdenes. Con el ello los medios con posibilidades podrían comparar los materiales y los medios sin posibilidades pueden hacer uso de mecanismos equivalentes como el comodato para poder distribuir esos trabajos.
Con ello se logra poner frenos a la concentración de la propiedad intelectual sólo en unas cuantas cadenas radiales, es un hecho que, en muchos países del mundo, las políticas de medios que promueven la diversidad de contenidos se han enfocado principalmente a apoyar a los realizadores.
Desafortunadamente las políticas gubernamentales neoliberales implementadas en nuestro país han promovido la competencia y el crecimiento, pero favoreciendo sólo algunos grupos o compañías sobre otros, generando una consolidación “preferencial” en los diferentes sectores de la producción cultural (Crovi, 2000; Sánchez, 2000).
Las políticas mexicanas en esta materia, sin embargo, no han puesto la atención suficiente a esta clase de regulaciones estructurales, optando más bien por lineamientos orientados a promover la llaman regulación «conductual» (regulación dirigida a las acciones de las fuentes especificas a contenidos específicos). Las reformas de liberalización y desregulación en el sector televisivo en la última década, no han sido particularmente objetivas y balanceadas pues han motivado lo que se ha indicado como el monopolio de la producción cultural.
Por lo tanto, se propone adicionar a la Ley General de Cultura y Derechos Culturales y a la ley equivalente estatal sobre la materia un artículo que se garantice las diferentes formas de difusión a través de los distintos medios de comunicación masivos, el trabajo de realizadores e investigadores de la multiculturalidad oaxaqueña que, bajo la obligatoriedad de tiempos mínimos de difusión, se pueda además garantizar la libertad y el apoyo material del sector de comunicaciones para la transmisión de los mismos.
Referencias.
- Crovi, D. (2000) «Las industrias audiovisuales de México a partir del TLC. Una lectura desde la perspectiva del Proyecto Monarca». En Razón y palabra, 19. Versión electrónica: http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n19
- Golding, P. (1998) «New technologies and old problems: evaluating and regulating media performance in the ‘information age’». En K. Brants, J. Hermes y L. van Zoonen (eds.) The media in question: popular cultures and public interests. Londres: SAGE
- Gómez Mont, C. (2000) «La liberalización de las telecomunicaciones en México en el marco del TLCAN». En Razón y palabra, 19. Versión electrónica: http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n19 (consultada el 23 de mayo de 2004).
- Ley Federal de Radio y Televisión
- Napoli, P. (1997) «Rethinking program diversity assessment: an audience-centered approach». En Journal of media economics, 10.
- Napoli, P. (1999) «Deconstructing the diversity principle». En Journal of Communication, 49.
- Sánchez Ruiz, E. (2000) «La televisión y el sector audiovisual mexicano: breve examen de flujos asimétricos». En Revista Universidad de Guadalajara, No. 20.
[1] Profesor investigador de la Universidad Tecnológica de la Mixteca (UTM). Presidente de la Asociación Asociación de Radialistas y Comunicadores Sociales Autónomos de Noticias Inclusivas. A. C. (ARSANI A.C.)