Asociación de Radialistas y Comunicadores Sociales Autónomos de Noticias Inclusivas. A. C.

LA TORTILLA NUESTRA DE CADA DÍA.

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Por: Joel F. Gálvez Vivar

Ricardo García Jiménez / APIM.

Santiago Ayuquililla, Oax. En el horizonte de esta comunidad mixteca surgen los primeros rayos del sol, se alcanza a ver en el paisaje un amanecer serrano una diversidad de puntos de luz que titilan anunciando que los fogones empiezan a quemar los primeros trocos de leña. El humo blanco corta el todavía obscuro cielo de esta comunidad que cubre las calles y caminos de Santiago Ayuquililla.

Con los ojos llorosos por el humo que expira la leña que arde, así comienza la pesada jornada de hacer totillas de cientos de mujeres de las comunidades mixteca. El olor a leña quemada, el calor que cobija el fuerte frio del amanecer y las primeras gotas de sudor en la frente de las mujeres vaticinan un día sin descanso.

La tortilla alimento de los mexicanos
La tortilla alimento de los mexicanos

Guadalupe Aguilar Ortigoza originaria de esta localidad, es conocida como Doña Lupe por sus vecinos, y nos narra que la tarea de cientos de mujeres mixtecas que viven en localidades rurales deben de saber hacer tortillas hechas “a mano”, ya que es por costumbre del pueblo que las mujeres sin importar edad deben estar en contacto con la madre tierra a través de amasar el maíz. Esta semilla es fruto de madre tierra que está asociado al carácter femenino. Por eso, señala la entrevistada, sólo las mujeres deben hacer tortillas.

Doña Lupe, parada junto al fogón toca con las manos una y otra vez para cerciorarse si el comal de barro ya está caliente, y comienza a depositar las tortillas crudas y las voltea de manera continua para que se cosan justo en el momento cuando nos platica que la tortilla forma parte de la alimentación diaria de su familia. Señala que todos los días muy de temprano y por las tardes tiene que elaborar alrededor de 40 kilos de tortillas para que estas puedan acompañar otros alimentos como huevos, frijoles, quelites, y debes en cuando pollo y carne.

A la par que Doña Lupe nos platica también que, mientras comienzan acercarse al fogón las diminutas figuras de varios niños que titilan de frio quienes buscan la tan deseada tortilla, el maíz es una de las semillas que nuestros ancestros apreciaban y cuidaban mucho ya que con ella se acompañan alimentos como la miel, rábanos, sal, y otras yerbas comestibles, a su vez los niños toman del cesto la tortilla que comienzan a comer con sal para iniciar con alegría las diferentes tareas que el día les demandará.

Doña Lupe, apurada “echando tortilla”, nos platica que su jornada comienza cerca de las 4:30 de la madrugada, pues debe tener listas un manojo de las mismas para que los hombres tengan que comer antes de comenzar las faenas del campo.

Atentos y escuchando la narración de Doña Lupe, aparece Doña Obdulia Ortigoza Velásquez, suegra de Doña Lupe. Quien de manera desconfiada da los buenos días a los visitantes de la APIM; además de darles los buenos días, comienza a dar los primeros regaños e indicaciones a sus hijos y nietos que también comienzan siguen rodeando el fogón.

Doña Obdulia se lava las manos y se acerca al comal, tomado una bolita de masa que comienza a amasar, también aparece la diminuta figura de Jazmín de seis años de edad, que comienza a colocar pequeñas varas de madera al fuego quien atenta observa lo que ocurre alrededor con la presencia de periodistas de APIM.

Las mujeres después de unos minutos más están rodeadas de hijos y nietos, unos ayudando, ya sea empujando la leña al fogón, cortándola y atizando, para que el comal este caliente y puedan cocerse las tortillas; otros esperando a que esté listo el almuerzo.

Presurosa Doña Obdulia, aviva la llama abanicando con un trozo de hoja de cartón, al tiempo con la palma de sus manos toma un gajo de masa, salpicándola de agua, haciéndola una bolita, continua la plática de la importancia que tiene la el saber hacer las tortillas como parte de la tradición familiar.

Nos narra Doña Obdulia que ella aprendió hacer tortillas por la enseñanza de su madre, abuela y bisabuela. Ya que es tradición que las mujeres de esta localidad que sepan hacer todo el proceso cultivar el maíz y tener listo la masa que comienza con el recoger las siembra, concentrar las mazorcas en un espacio, desgranar, una la tarde del día anterior, ponen a cocer el nixtamal, para que la mañana del nuevo día, moler y martajar. Pero ahora, señala, ya es más fácil ya sólo se compra la masa y se prende el fogón y se hace la tortilla.

Doña Obdulia, atrás del metate y frente al comal, nos sigue contando de la ardua labor que exige hacer tortillas, y como estas son un producto del alma de los pueblos indígenas ya que, en el amasado, parte de la esencia de las mujeres, sus sentimientos y estados de ánimo se impregnan en las tortillas. Dice Doña Obdulia, que cuando una tortilla tarda en coserse, es que la mujer tiene un carácter pesado, pero cuando la tortilla se cose rápido y se infla, eso es señal que la mujer tiene buen sentimiento.

Así como doña Obdulia, cientos de mujeres mixtecas, cargan acuestas distintas y rudas labores del campo, del hogar, de la crianza de los hijos, la vigilancia y protección de su comunidad y que no importando las enfermedades, malestares y dolores tiene que estar “al pie del comal” para tener listas las tortillas que son producto del corazón de las mujeres y de la madre tierra.

 

Fotos: Karol Joseph Gálvez López.

(Por actualización del sitio este reportaje se rescató, corrigió y amplio, originalmente fue publicado el 15/09/2017).