Por AP.
Michigan, EE.UU. 23-09-2019.- Los demócratas se vieron rápidos al respaldar a los trabajadores del gremio United Auto Workers (UAW) en su huelga contra General Motors, llevándoles rosquillas y sosteniendo carteles de solidaridad junto con ellos afuera de las fábricas. Es un sindicato con el que desde hace tiempo se han alineado políticamente.
Los republicanos no les llevaron ni rosquillas.
Dirigidos por el presidente Donald Trump, funcionarios republicanos han evitado en su mayoría tomar un bando en la huelga que amenaza con poner en riesgo la economía en Michigan, un campo de batalla electoral, un año antes de los comicios de 2020. Tanto ahí como a nivel nacional, la mayoría de republicanos han dicho poco sobre el meollo de la disputa laboral y se han limitado a indicar que anhelan que se resuelva rápidamente.
La respuesta impávida refleja la complicada política de los republicanos en asuntos laborales.
Trump ha logrado avances con afiliados de algunos gremios, en parte debido a sus promesas de tomar una postura severa en temas de comercio y de mantener los empleos en el área de la manufactura en Estados Unidos. Esa promesa alejó a votantes claves de los directivos sindicales demócratas, que según Trump son corruptos.
Pero la huelga ocasionada en parte por el plan de GM de cerrar plantas estadounidenses resalta las promesas incumplidas de Trump en asuntos de manufactura y da a los demócratas una oportunidad de jugar sus cartas sindicales.
La candidata presidencial demócrata Elizabeth Warren tiene planeado reunirse el domingo con trabajadores en huelga en Michigan, y se prevé que su rival Bernie Sanders haga lo propio la próxima semana. Casi todos los candidatos han manifestado su apoyo a los trabajadores a través de Twitter.
“Estoy orgulloso de apoyar a la @UAW en su demanda de salarios justos y beneficios para sus afiliados. Los trabajadores de Estados Unidos merecen algo mejor”, tuiteó Joe Biden.
Trump está en apuros.
Respaldar al gremio socavaría su mensaje de que los sindicatos no abogan por sus trabajadores y daría un espaldarazo a las poderosas fuerzas demócratas de cara a la elección.
Pero alinearse con GM podría en entredicho sus promesas de defender a los trabajadores y lo pondría en riesgo de ser culpado por los problemas económicos en los estados del noreste de Estados Unidos, mismos que necesita para ser reelegido.
Su tarea se va haciendo cada vez más complicada mientras la huelga se extiende.
“Hay un antecedente sobre el ser desleal en Michigan”, destacó el politólogo Matt Grossmann, de la Universidad Estatal de Michigan.
Grossmann subrayó que la campaña presidencial del republicano Mitt Romney sufrió en 2012 cuando los demócratas mencionaron repetidamente un artículo de opinión que él escribió y en que se oponía al rescate de la industria automotriz. El título del artículo: “Dejemos que Detroit vaya a la Bancarrota”.
“Es una traición estar en contra de las automotrices”, añadió Grossmann.
El presidente está consciente del dilema que tiene ante sí, y ha optado por hablar poco sobre la huelga. El lunes, el primer día del paro de labores, dijo ante los reporteros en la Casa Blanca que la disputa resultaba “triste” e hizo una distinción entre los trabajadores y los líderes sindicales.