Por Ricardo García Jiménez[1].
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Según en las ideas de Félix Duque (1989), el lector-intérprete de cualquier obra (literaria, filosófica, científica, poética, jurídica, entre otras) ha de comenzar con una lectura no desde cero, ni como una tabla rasa o en blanco, sino orientado por una serie de prejuicios que le darán una idea general de los tópicos y conceptos que comprende la obra en su conjunto, pues sólo así se comienza a entender los elementos y la estructura que esta posee. La hermenéutica interpretar símbolos, conceptos y términos asociados a contextos históricos y sociales y desentrañar los valores políticos y religiosos que definen los términos. Si bien los prejuicios o primeras impresiones que el lector tienen del texto que lee, irán cambiando gradualmente según progrese la lectura e interpretación de la obra, y sólo será al final del examen completo del material que se podrá comprender las ideas y conceptos del texto a través de la hermenéutica que interpreta esos símbolos.
Entonces, “comprender” un texto no significa sólo capturar o atrapar algo literalmente del contenido de la obra, sino estar en sintonía con el autor de la misma, de tal manera que se establezca una relación que admita comprender los elementos constitutivos entre el lector y el autor, pero en un plano intersubjetivo. Esto no imposibilita que se consiga comprender el objeto de razonamiento ubicado a lo largo de la obra con una previa captación de su esencia. Duque (1989) denomina “precepto” a la estructura profunda de significados que unen las nociones dispersas de una idea que intenta expresarse en la misma obra, en la cual, el objeto del debate narrativo se revela como una idea compleja que es el resultado de otras ideas que se conjugan y se precipitan en una sola.
Ahora bien, hay que destacar el hecho que “comprender” es un proceso interactivo donde se relacionan una acción dialéctica del conocimiento del lector, y la interpretación se asocia a los rasgos cognoscitivos previos en el instante que se comienza la lectura del texto, esto no necesariamente se da en una relación lineal. No en el sentido de comprender mejor lo que el propio autor quiso o dejó de decir en el escrito, sino concibiendo y ejercitando un comprender de otra manera según lo que el autor mencionó. Desde este punto de vista, toda hermenéutica se alimenta de la desigualdad cultural para concebir que el hecho de comprender no sólo es remitirse a analizar y sintetizar el texto describiéndolo.
Hay que advertir que el lector-intérprete no se enfocará en corregir los malentendidos o impresiones de los autores de ciertas obras, ni acabar con los “errores” en nombre de una “razón unificadora” de una explicación lineal, sino que esas “equivocaciones” hay que observarlas como expresiones de una alteridad. Por lo tanto, la hermenéutica como método buscará la comprensión de y en las diferencias de las ideas expresadas en el texto. En consecuencia, la palabra clave de la hermenéutica es el “entendimiento” del contenido (Duque, p. 38).
La hermenéutica como método
La hermenéutica es una opción para las investigaciones ceñidas en la interpretación de escritos de tipo cualitativo. La misma como método implica la utilización de un proceso dialéctico en la cual el lector-intérprete bordea entre los conceptos o términos y la estructura de un todo que es el texto para lograr una comprensión adecuada por medio del Círculo Hermenéutico[2]. La hermenéutica, en su sentido general, es la investigación de la comprensión y la interpretación de un escrito en sentido específico, es la técnica de la exégesis de los textos (Palmer, 1969).
Aquí, el enfoque cualitativo a través del método hermenéutico intenta entender los significados, las peculiaridades de los elementos simbólicos del objeto de estudio que permitirán al observador preguntarse del por qué y el cómo se manifiestan las ideas, conceptos y se crea la estructura del texto. En la perspectiva cualitativa se requiere explorar la esencia de los términos por medio de una indagación sin recurrir a categorías de análisis a priori utilizando la deconstrucción de los conceptos.
En las investigaciones de corte cualitativo, el objeto de la indagación no es algo externo al investigador, sino el bastimento que germina en la interacción entre el autor de la obra y el lector que delimita los conceptos y la idea general que se construye. A diferencia de las ciencias naturales, en las pesquisas de tipo cualitativas las fuentes de información invitan a implementar métodos y técnicas más detalladas y precisas que evalúen la calidad de los sistemas de datos y los materiales empleados.
Según Habermas (1970), el enfoque hermenéutico otorga prestigio y nivel científico a las investigaciones de tipo bibliográficas. Pero la hermenéutica no se restringe a la utilización de un conjunto de métodos y técnicas para comprender los escritos de manera exacta, sino que se intenta observar los contenidos y conceptualizaciones desde una perspectiva más profunda y amplia del tema en discusión.
La tarea del lector que examina un texto es muy parecida a la que realiza un redactor que interpreta para traducir un escrito a otro idioma, a otro contexto y a otro campo de conocimiento. La aplicación del método hermenéutico posee un valor incorporado respecto a la traducción cuando coloca énfasis en el marco histórico y contextual de los conceptos de la obra examinada.
El lector-intérprete, para poder comprender un texto debe, como ya se mencionó, pre-concebir el tema y los términos empleados en él antes de poder entender e interpretar su significado. En la práctica, esto implica desplazarse repetidas veces entre las partes o aspectos particulares del escrito y el todo que representa la obra, con la intención de lograr una mayor comprensión de la información proporcionada por el autor del escrito.
Usando el círculo hermenéutico, los lectores reconocerán en el texto examinado que este es un todo sistémico porque sus partes están integradas en el todo y estas a su vez son abstracciones particulares de la realidad. El problema esencial es observar que “las relaciones organizadas que resultan de la interacción dinámica, y que determinan que el comportamiento de la parte sea distinto, según se examine aisladamente o en el interior de un todo” (Bertalanffy, 1976), ello permite establecer el devenir dialéctico entre la totalidad (el todo) y las partes de la obra. Al mismo tiempo, el lector-intérprete deberá preguntarse cómo el todo se contextualiza en cada una de las partes, además de indagar y descollar la esencia del texto dentro del marco histórico de la obra (Paterson y Higgs, 2005).
La doble acepción del entendimiento
La categoría del Entendimiento puede poseer una doble acepción: por una parte, alude a lo que se llama un “buen juicio”, que es la capacidad de calcular los pros y contras que propulsan una idea o tema que se trate de expresar y, por otra, la comprensión de las diferencias entre lo que se dice y lo que se comprende. Al respecto Duque afirma que será con el círculo hermenéutico, como sistema explicativo, el que permitirá involucrar al lector- intérprete y al realizador de la obra instaurando una relación que permita un diálogo configurado por una doble tensión.
Por una parte, este entendimiento ofrece una comprensión que va, desde la limitación de los textos por los contextos que los envuelven, a la totalidad de su sentido y las menciones estructurales narradas de su propia realidad. Aunado a ello, estos elementos conllevan a rescatar las experiencias de la vida del lector-intérprete que, por medio del método hermenéutico, pueda realizar una interpretación de su propio aprendizaje que le permitan reproducir las mismas abstracciones conceptualizadas.
Al respecto Duque señala:
El círculo, en efecto, se prueba como abundoso, fecundo, cuando se comprueba que la interpretación surge de exigencias en la tradición de la que ha surgido el texto que debe ser interpretado. Entonces, la interpretación misma es vista como un repliegue de la época sobre su propia tradición, para asimilarlas y comprenderse mejor a sí misma (comprender cuáles son los paradigmas en los cuales se mueve) (1989, pp. 148).
Es debido a esto que el ideal de la hermenéutica es centrar el diálogo sin perder el contexto que rodea a la obra, el tema o el problema que se expone, como la intención que tienen el autor al trazar la idea o ideas que pretende exhibir. No se debe olvidar que el dialogar entre el lector-intérprete y quien escribió la obra, implica considerar algo más sobre lo que se tiene que discutir. No se trata de instaurar cualquier tipo de postulación de paralelismo entre el lector y el escritor de cierta obra. No, ya que no se deben de pasar por alto los presupuestos de una ideología imperante, una segregación euro céntrico o norteamericana, o muy localista que son propias de ciertas hegemonías que imponen sentido a las verdades del mundo social.
La Hermenéutica insta a comprender para comprendernos según señala Félix Duque (1994), con el fin de entender lo que refiere el texto. No hay actividad humana que no posea una base que respalde la comprensión de la idea o las ideas contenidas en un texto. La intención de comprender en una concepción existencial que nos remite a pensar en la vida humana, revelando el modo de ser-en-el-mundo, en un sentido heideggeriano. Esto expone la manera en que el hombre existe habitando el mundo concreto y real con todas y cada una de sus vicisitudes. Las ideas abstraídas de esa realidad buscan mostrar la forma en que el “ente” (el tema o tópico) se manifiesta en su cotidianidad por medio de una intención de quien narra un determinado suceso. Por lo tanto, para manifestar cómo se instaura la relación entre el hombre y las cosas (sucesos) que lo rodean se requiere constituir una relación pre-teorética[3].
Duque (1989) afirma que la comprensión es una introspección ontológica, pues comprender consiste en dejar que la esencia salga al encuentro, abriendo la transmisión de lo sentido que se quiera informar a los otros. El comprender es alcanzar la esencia de las cosas mismas. Es dejar ver la esencia misma de la conceptualización, es decir, el materializar el evento en forma situacional y temporal concretizado en las palabras. Es la esencia del ser que deviene y se expresa por medio de la palabra y toma a las palabras para hilvanar estructuras complejas comunicativas que incide como medio en la comprensión de las ideas que el lector aprende.
Lo anterior apunta admitir que lo escrito hace hablar al tema que es el centro del debate en el texto leído. Vemos que el texto y el intérprete del mismo forman los extremos o los polos de una misma idea dialógica. Es por ello que cada obra debe ser leída como si esta fuera nueva, a la luz de la circunstancia histórica que rodea cada lectura (social, política, cultural o religiosa). De ahí que la consigna de comprender sea siempre aplicar el círculo hermenéutico como método.
La destreza de la comprensión
En esta habilidad desarrollada que es la comprensión, el intérprete no se limitará a repetir una y otra vez la voz que se expresa en el escrito, sino que deberá objetar desde su propia situación, preguntando cuáles son las partes que integran la obra. Esto prueba que el hacerse consciente de esta situación (la interpretación tradicional), invisibilizar la dificultad de estar abstraído en ella y no frente a ella, pues el lector se ubica en un espacio y tiempo concreto, cuya situación son acciones nunca terminadas que se manifiestan a través de narraciones contenidas en las palabras.
Lo anterior conduce a cuestionar la “situación tradicional” de la interpretación que es salpicada por un saber especifico y acartonado, en el cual, el lector-intérprete debe hacerse cargo de concretizar la conceptualización por una mediación abreviada. Consecuente, el contexto histórico requiere una lectura orientada por el círculo hermenéutico que puede expandir los significados del texto sintetizándolos en una realidad contemporánea y especifica.
Es así que entre la interpretación el mismo círculo hermenéutico irá centrando el problema que estriba en descubrir y describir la cuestión esencial de afirmar como valioso y existente en el texto los errores negados e inexistentes de lo que se intentó decir, pero no se dijo. Para Duque (1994) comprender implica estar al tanto y poder hacer que nuestra propia intención de búsqueda y la experiencia acumulada “posibilite” en cada caso que se nos ofrezcan la comprensión del texto.
Ahora bien, la hermenéutica refuta el importar métodos estándares del conocimiento científico tradicional en aquellas áreas de la ciencia cualitativa. Ciertamente, resulta útil explorar qué pasos puede perseguir una investigación para llevar a cabo una indagación más rica, sin que los esquemas rígidos ciñen la diversidad de las ideas que existen en la obra analizada, de ahí que aproximarse a la interpretación de los textos desde la hermenéutica es desplegar una serie infinita de posibilidades de conceptos a rescatar.
Al examinar el texto no se debe dejar de percibir el contexto histórico y social en que se creó la obra, ello remite a analizar el momento en el que fue ideado y por qué se elaboró la obra. Se debe pensar en aquellas ideologías, en la dimensión política, social y cultural imperantes que existían en el tiempo que se pensó y escribió el texto, esta previsión contribuiría a develar las tradiciones de la época y los factores exógenos que le permitan al lector-intérprete percibir el marco contextual que posibilitó la realización de la obra.
Otro elemento significativo a reflexionar se ubica también en la dimensión del diálogo establecido con el texto, donde el lector-intérprete que se aproxime a la obra desde la hermenéutica, desarrollará una comunicación continua con el escrito, con el autor y el contexto que rodeaba la iniciativa del escrito, mediados todos estos elementos con una constante serie de interrogantes que busquen encontrar respuestas a las interrogantes formuladas previas o durante la aproximación al escrito, en una serie continua de preguntas centradas, una y otra vez, en los contenidos del texto, consiguiendo con ello, más respuestas en un ir y venir dialéctico.
El lector-intérprete podrá ubicarse en la interpretación del texto, considerando que su relación estará formada por un proceso de tipo sistémico, que es una metodología que define un recorrido entre las partes de la obra y su totalidad. Para poder llevar a cabo su interpretación, el lector-intérprete centrara su intención en las dimensiones que comprende la hermenéutica como la ontológica e histórica, mismas que delinean la transmisión de conocimientos pasados en un devenir en un aquí y ahora (Gadamer, 1992).
El lector-intérprete analizará el texto según sus impresiones a priori, lo que le permitirá pre-comprender lo que ha querido expresarse, lo que a su vez modificará su comprensión posterior por medio de un proceso dialéctico continuo, que le inducirá a comenzar la lectura de ida y vuelta en toda la obra. Este proceder lo confrontará con su propio bagaje de conocimientos y el contenido del documento expuesto. Además, profundizará en el significado oculto de los conceptos y las palabras, es decir, buscará visualizar aquellas ideas que el texto no dice explícitamente, y será el lector-intérprete quien pueda descifrar los símbolos inequívocos ocultos en la obra.
Descifrando las explicaciones o descripciones que la obra intente manifestar de manera explícita o implícita, existe atrás de ello un propósito que apunta a señalar que la investigación busca encontrar las esencias de los términos. De forma paralela, la intensión permitirá al lector hacer un auto cuestionamiento para examinar sobre sus propias estructuras cognitivas, y cómo estas pueden menoscabar la comprensión del texto. Esto podrá también colocar al lector-intérprete en una situación en la que este decida realizar un recorrido y moverse circularmente por las partes del texto y el todo de la obra.
Es por medio de métodos racionales como el análisis, la síntesis, la analogía, la deducción, inducción, la diferenciación, la dialéctica entre muchos otros instrumentos que se podrá viajar en el texto y traducirlo para concretizarlo en un contexto actual, el empleo de estas herramientas tradicionales permitirá crear estrategias como las empleadas por los traductores de lenguas como el cambio de claridad o de coherencia semántica, entre otros más, para penetrar y actualizar esos saberes. Esto invita adquirir una perspicacia mucho más completa que el lector-intérprete puede emplear en aquellos escritos de su interés.
Conclusión
Finalmente, el reto que la hermenéutica supone para el lector-intérprete es poder aplicar un instrumento que pueda desmitificar los mitos, realizar deconstrucciones y la construcción de símbolos y la proyección de conceptos de los textos analizados con el fin de comprenderlos, los cuales están sujetos a una amplia y diversa forma cultura que los acuña, donde las explicaciones y las descripciones de la realidad será el propósito primordial de indagar en el escrito. De lo que se trata es deconstruir y construir, reorganizar y estructurar las bases de un modelo interpretativo desde una perspectiva orgánica y sistémica propuesta por la hermenéutica.
El método hermenéutico busca interpretar símbolos, conceptos y términos asociados a contextos históricos y sociales específicos, además intenta desentrañar los valores éticos, políticos, estéticos, religiosos y filosóficos que propician significados de realidades concretas al ser humano, confrontando su propia realidad, con el fin de comprender el pasado y el presente.
En el mismo sentido la hermenéutica recurre a una conversación en un ir y devenir dialéctico, porque busca comprender la realidad mediante un ejercicio de honestidad siendo consciente de límites cognitivos de las personas, la cual ha sido nombrada como la docta ignorantia. Comprender no es dominar al otro, es dialogar con el otro, dejándolo expresar sus puntos de vista y su apreciación de esas realidades descritas en las obras. Es la capacidad de atender al otro, pensando y admitiendo que puede ser comprendida sus razones y dichos. En esto consiste la hermenéutica, aceptar y reconocer la ignorancia propia, pero también aceptar que el otro, los otros pueden tener la razón.
Para concluir, el lector-intérprete también recurrirá a cada una de las dimensiones que comprende la hermenéutica como la lectura, la explicación y la traducción del texto, implementando, además, innumerables estrategias que le permitan llegar a una comprensión de los escritos examinados y así avanzar en la construcción de nuevos saberes en todas aquellas disciplinas que albergan estos manuscritos.
Referencias
Bertalanffy V. L. (1976). Teoría General de Sistemas. México, Editorial Fondo de Cultura Económica.
Duque, F. (1994). La humana piel de la palabra. Universidad Autónoma Chapingo.
Duque, F. (1989). Los destinos de la tradición. Filosofía de la historia. Barcelona, Anthropos.
Gadamer, H. G. (1992). Verdad y método. Salamanca, Sígueme.
Habermas, J. (1970). On Hermeneutics’ claim to Universality. Mueller Vollmer. Oxford, Blackwell.
Palmer, R. E. (1969). Hermeneutics: Interpretation Theory in Schleiermacher, Dilthey, Heidegger, and Gadamer. Evanston, Northwestern, University Press
Paterson, M., & Higgs, J. (2005). Using hermeneutics as a qualitative research approach in professional practice. The Qualitative Report, 10(2), 339-357. http://www.nova.edu/ssss/QR/QR10-2/paterson.pdf
[1] Profesor investigador en la Universidad Tecnológica de la Mixteca (UTM) y presidente de la Asociación de Radialistas y Comunicadores Sociales Autónomos de Noticias Inclusivas. A. C. (ARSANI A.C.).
[2] Éste es un recurso explicativo de tipo dialógico el cual pretende dar razón de los rasgos generales (basados en una estructura de diálogo) del entendimiento que se propicia por medio de una retroalimentación que hace un entendimiento discursivo.
[3] El término Pre-teórico es definido como algo explicado o descrito independiente de la teoría. Es según algunos filósofos, plausible o implausible, la no dependencia de consideraciones teóricas o de consideraciones relativas a los análisis teóricos. Donde estas conceptualizaciones se manifiestan así mismas.