Asociación de Radialistas y Comunicadores Sociales Autónomos de Noticias Inclusivas. A. C.

EL USO DEL LENGUAJE INCLUYENTE O LENGUAJE INCLUSIVO Y LA NUEVA NORMALIDAD.

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Por Mony Ortega/ARSANI

Lenguaje Incluyente y no discriminatorio
Lenguaje Incluyente y no discriminatorio

Con el uso del lenguaje se refleja el pensamiento, la cultura, las costumbres, la historia de una sociedad. El lenguaje tiene la fuerza para definir y transformar la realidad inmediata de las personas y de la realidad misma.

El uso del lenguaje (visual, escrito o hablado) ha sido también el claro reflejo de etiquetas que tienden a discriminar, a crear desigualdades, burlas, excluir, humillar a todos aquellos grupos sociales o personas, es decir, el lenguaje puede en algunos momentos manifestar diferentes tipos de violencia, resaltando las muy marcadas diferencias hacia los llamados grupos vulnerables de la sociedad.

Ante esta realidad del uso del lenguaje nos lleva a la pregunta: ¿En el inicio de esta nueva normalidad será “normal” el uso de la práctica de un lenguaje incluyente o en un lenguaje inclusivo?

Cuando nos referimos al lenguaje incluyente o inclusivo (que no son sinónimos) se busca utilizar un léxico escogido o una sintaxis que recupere la estructura del respeto al género y a las personas que en su particularidad son distintos a la mayoría.

Es algo simple, más de práctica, es ser empático con los otros, con el otro. Es referirse a los otros, como nos gustaría que se refieran a uno, dentro de su grupo con el que se identifica.

Cabe mencionar que existen normas dentro de cualquier lengua y los que la utilizan están obligados a manifestarla al referirse a los otros o al otro o a la otra.

Pero, el lenguaje incluyente o inclusivo no es por sí mismo una novedad normativa para poder ser practicado, porque no se considera un asunto importante al hablarlo o escribirlo en una sociedad que no alcanza a ver las diferencias del y la otra.

Por lo que, al referirse al uso de una práctica de un lenguaje incluyente o lenguaje inclusivo en el inicio de una nueva normalidad como se ha dicho, se aspira a mostrar una cierta estabilidad que proporcione seguridad a los grupos vulnerables y a los otros que han sido invisibilizados por nuestra sociedad.

Es decir, en el proceso de una normalización lingüística se apela al uso de términos como:

Personas con discapacidad, Personas adultas mayores, Personas indígenas, Pueblos y/o comunidades indígenas, Personas de la diversidad sexual, Población LGBTTTI, Personas que viven con VIH o Sida, Niñas y niños en situación de calle, Personas en situación de calle, Afromexicanas/os o afrodescendientes, Trabajadoras/es del hogar, Personas víctimas de Trata, Personas de Talla Baja, sólo por mencionar algunos de los grupos vulnerables en nuestro país.

Por lo anterior, la norma lingüística, así como su práctica social, surge de la aceptación y cooperación de la sociedad en los diferentes medios de comunicación, quienes van estableciendo una guía de comportamiento y expresión en el uso del lenguaje cotidiano.

Para finalizar, se reitera que el lenguaje incluyente o el lenguaje inclusivo, no es un problema de gramática, ni del aspecto fonológico, mucho menos de la semántica o la pragmática de la práctica de nuestra lengua.

Sino que el uso y la práctica del lenguaje incluyente, el lenguaje inclusivo, el lenguaje no sexista o el lenguaje no discriminatorio se incluye y se responde de manera consciente a una necesidad de visibilizar y respetar lingüísticamente a los sectores que por muchos años han sido descalificados, señalados, victimizados y violentados silenciosamente por la norma e imposición de una lengua.

El lenguaje incluyente o inclusivo no son sinónimos
El lenguaje incluyente o inclusivo no son sinónimos