Asociación de Radialistas y Comunicadores Sociales Autónomos de Noticias Inclusivas. A. C.

MIGRANTES CENTROAMERICANOS Y DEL CARIBE PRESIONAN EN BUSCA DE UNA VIDA MEJOR A PESAR DE LA PANDEMIA.

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Por ARSANI y Medios.

Mujeres y niños haitianos en un campamento de migrantes en medio de la nueva pandemia de coronavirus en Lajas Blancas, provincia de Darién, Panamá, el sábado 29 de agosto de 2020.
Mujeres y niños haitianos en un campamento de migrantes en medio de la nueva pandemia de coronavirus en Lajas Blancas, provincia de Darién, Panamá, el sábado 29 de agosto de 2020.

Huajuapan de León, Oax. 07-09-2020.- El peregrinar de Duperat Laurette, quien huyó de Haití después del terremoto de 2010 en su país, lo llevo primero a República Dominicana, luego a Chile y cinco años después a Panamá, todos con el sueño de llegar a Estados Unidos para encontrar un trabajo y ayudar a sus 14 hermanos que quedaron truncados.

Fue en Panamá donde grandes contingentes de sudamericanos y caribeños vieron truncados sus sueños de poder llegar a la unión americana, punto de tránsito para prácticamente todos los migrantes que recorren por tierra largas rutas que atraviesan distintos países. Panamá cerró sus fronteras el 16 de marzo de este año para detener la propagación del COVID-19. El cierre dejó a casi 2,000 migrantes de Haití y un puñado de países africanos y asiáticos atrapados en campamentos en la selva a lo largo de las fronteras norte y sur de Panamá.

Los migrantes en Panamá dicen que saben que en Estados Unidos ha suspendido su proceso de asilo, pero quieren seguir yendo allí, con la esperanza de poder ingresar de alguna manera.

Laurette, de 45 años, y su esposo llegaron a la frontera panameña con Colombia hace siete meses y no han avanzado más. No hay oportunidades de trabajo en la selva y ella y su esposo han agotado su dinero. Cuando estaba en otro campamento, Laurette fue llevada al hospital por lo que los médicos dijeron que era un fibroma que le producía dolores de estómago y le hacía perder peso.

“Me llevaron al hospital para operarme, pero nunca lo hicieron”, dijo. “Dijeron que no había espacio para la operación, el hospital está lleno de casos de COVID-19”.

Aún así, la pareja ha rechazado las ofertas de Panamá de vuelos gratis a casa. Muchos de los migrantes dejaron sus países de origen hace años y no pueden imaginar regresar peor que antes.

«Todavía estoy enfermo. No sé qué voy a hacer”, dijo Laurette en su kreyol nativo.

Por su parte, Jean Bernadeau levantó a una niña y señaló las ronchas que le habían dejado las picaduras de mosquitos en las piernas. «Sabemos que hay una enfermedad fuerte», dijo. «No podemos quedarnos aquí para siempre».

“El problema aquí siempre es que tenemos muchos niños, mujeres embarazadas”, dijo Bernadeau, otro haitiano que llegó de Chile. Había vivido allí durante cinco años y ahorró $ 4,000 dólares para continuar su viaje, pero ese dinero ya se les termino.

El flujo de migrantes a través de la densa y peligrosa jungla del Darién ha sido fuerte durante más de una década. Esta es la primera vez que las autoridades lo detienen por una emergencia sanitaria internacional.

En 2015 y 2016, una gran afluencia de migrantes cubanos intentó llegar a la frontera de Estados Unidos antes del final de una política estadounidense que los favorecía. Esa situación obligó a las naciones centroamericanas a transportar migrantes a lo largo de partes de su ruta.

Panamá vio una ola de migrantes a principios de 2019 que llevó a acuerdos con la vecina Costa Rica para permitir su paso libre. La mayoría de los atrapados en Panamá huyeron de Haití después del terremoto que dejó al país en ruinas. Muchos pasaron años trabajando en Brasil y Chile, ahorrando dinero para continuar hacia el norte.

El gobierno de Panamá dice que está brindando apoyo humanitario a los migrantes. Ha construido, junto con el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, un nuevo campamento con mejor refugio en las afueras de Metetí, donde espera trasladar pronto a 400 migrantes, especialmente familias con niños pequeños.

Panamá ha reportado más de 92,000 infecciones y 2,000 muertes por COVID-19. En las últimas semanas, las infecciones se han estabilizado y las muertes han disminuido. El gobierno anunció recientemente un plan para permitir la reapertura de más actividad económica y el levantamiento de las restricciones de viaje a partir del 7 de septiembre.

Panamá propuso los vuelos de regreso a Haití a principios de agosto con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones. Pero la mayoría de los migrantes no estaban interesados, dijo Pino.